martes, 9 de diciembre de 2014

Recuerdos: Mi primera juerga “controlada”

         Cuando pienso cómo se inician en el consumo de alcohol nuestros y nuestras jóvenes me viene a la cabeza la primera vez que yo lo bebí y salí de noche.
Tenía diecisiete años y mi padre me propuso “salir de Patios”. Yo a esa edad no tenía ni la más mínima idea de qué era aquello de “salir de Patios” así que le dije que sí para salir de mi ignorancia.
Fuimos pues mi padre, su amigo Juan “Raya Ancha” y yo que, haciendo un símil taurino, iba a “tomar la alternativa” en las lides de las juergas nocturnas.
Como quiera que recorrimos tres o cuatro patios y en cada uno de ellos me tomé una copa de vino, a eso de la media noche estaba ya un poquito mareado pero entonces llegó el momento de ir a una taberna del barrio de San Basilio donde solía haber gente que cantaba flamenco.
Allí, entre cante y cante, nos beberíamos entre los tres (bueno yo bebía menos) dos medias botellas de fino “la galga” (no se me olvida el nombre porque me puse bien a tono) y alguna ración de jamón y queso para empapar el caldo porque según mi padre no era bueno beber a palo seco.
A eso de las tres de la madrugada llegamos a casa y, al bajarme del coche, perdí el equilibrio y estuve a punto de tragarme un árbol de la calle. Mi padre y Juan hicieron como que no lo habían visto y nos fuimos a dormir.
La noche fue para olvidarla o, mejor dicho, para “no olvidarla” y al día siguiente, que era sábado y mi padre no trabajaba, durante el desayuno me dijo mi progenitor:
Anoche fue tu primera borrachera, ¿no?
Yo asentí y no dije ni pío porque el resacón que tenía era de campeonato.
Pues ya has aprendido a beber, dijo él ahora tienes que aprender a orinar.

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