sábado, 13 de diciembre de 2014

Recuerdos: La ensaladilla rusa



         La ensaladilla rusa es uno de mis platos favoritos y, por mucho que haya comido, no he llegado a aborrecerla. Recuerdo un “Día de San José” de hace bastantes años (unos cuarenta aproximadamente) en que mi padre nos dio barra libre en mi casa a todos los amigos. Acabamos con dos botellas de whisky y una de ginebra y los vapores alcohólicos debieron despertar el hambre en nuestros juveniles estómagos por lo que decidimos saciarla en la taberna “La Montillana”, que estaba en la calle San Álvaro, donde el vino y las tapas eran bastante baratas.
         Al acercarnos a la barra vi una fuente de ensaladilla rusa recién hecha que me entró por los ojos como un cohete y no pude menos que exclamar:
         “¡Me la comería entera!”
         Como quiera que lo dijera en voz alta, el camarero se enteró y me comentó sorprendido:
“¿Entera?”
Yo para no bajarme del burro le contesté:
“Con tres o cuatro medios de vino si sólo me cobra dos tapas”
A mis amigos se les abrieron unos ojos como platos cuando el camarero me puso la ensaladilla delante y cuatro medios de vino diciendo:
“De acuerdo, pero si te da una indigestión yo no me hago responsable de nada”
Tardé unos veinte minutos pero me la zampé entera aunque me sobró la mitad del último medio de vino y, además, dormí como un lirón, bueno como un lirón harto de ensaladilla rusa.

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