Preguntó
en todas partes pero nadie supo darle norte acerca del paradero de su antiguo
vecino. Muchos ni siquiera se acordaban del aspecto que tenía últimamente.
Alguno llegó a decirle que esa persona no vivía ni había vivido nunca en el viejo
caserón de la esquina, pero seguramente se debía a que eran recientes en el
barrio.
En
vista de la falta de noticias decidió probar en la oficina del censo municipal:
─ ¿Cómo dice que se llamaba su amigo?─
Preguntó mecánicamente la funcionaria que le atendió.
─ Ambrosio Mendizábal Atienza ─
Contestó y añadió ─ Pero no era mi amigo, sólo se trata
de un conocido.
─ ¿Y dice que vivía en la esquina de Avenida de la
Corriente con la calle Malmetida?
─ Sí, al menos cuando éramos niños vivía allí, pero
luego me fui a otro sitio, perdimos el contacto y no he vuelto hasta el viernes
pasado…
─ Pues aquí no consta ningún Ambrosio Mendizábal Loquesea
en esa dirección ─ Le interrumpió la señorita.
─ ¿Está Vd. segura? ─ Inquirió
─ Por lo menos en el censo informatizado no aparece, tal
vez en el archivo donde están los censos antiguos…
─ ¿Y ese archivo dónde está? ─
Volvió a preguntar al borde del desaliento.
─ En la segunda planta, pero no creo que encuentre Vd.
nada… son censos de hace más de cien años.
─ ¡Tanto tiempo he estado fuera!
Mis felicitaciones por este relato con final imprevisto. Un abrazo.
ResponderEliminaréste es el que se fue a por tabaco y regresó?
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