Su
ilusión por ser pirata le acompañaba desde la más tierna infancia. Había leído
durante su adolescencia todos los libros de Emilio Salgari, Alberto
Vázquez-Figueroa, Robert Louis Stevenson, John Steinbeck, Rafael Sabatini, Julio
Verne y Howard Pyle, y se sabía al dedillo todos los nombres de los
capitanes piratas y de sus barcos y los podía recitar por orden alfabético.
Era tal
la fijación que tenía con el tema que, cuando alquiló su primer apartamento de
soltero, lo decoró como si fuera la camareta del barco del Capitán Barbanegra.
Se
compró todos los libros existentes que hicieran referencia a la piratería y
todas las películas sobre el mismo tema y un día tomó la decisión definitiva:
Se sacó un ojo, se cortó una pierna, se compró un parche y una pata de palo y
así empezó su nueva vida, sólo le faltaba vestirse de pirata y comprarse un
buque pero todo era cosa de tiempo.
Ahora
sí veía ya próximo el momento de alcanzar lo que otros ya habían alcanzado,
ahora ya estaba cerca de poder enriquecerse a costa de los demás.
¿A
que hay más de un pirata en nuestras “costas”?
en nuestras costas,valles, pueblos y ...... hasta los hay en nuestro POLIGONO.
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