Parecía
increíble pero la verdad es que nunca consiguió nada cuando se lo propuso y eso
que probó un buen puñado de veces. Siempre recordaba aquellas palabras que le
decía su abuelo: “No te rindas y vuelve a intentarlo”.
Se armó
de valor y decidió hacer una última tentativa pero sucedió lo de siempre: saltó
por la ventana y se fracturó la otra pierna. Estaba claro que no aprendería
jamás a volar y eso que se llamaba Zhu-Per-Mang.
yo hubiera desistido a la segunda....
ResponderEliminarsoy así de frágil..
besos.