Efectivamente,
aquél no era mi tío Gabriel. La cosa comenzó una mañana de sábado en que mi
madre se empeñó en que tenía que ir a visitar a mi tía Clemencia y a mi tío
Gabriel.
Vivían
en la Avenida de la República Argentina y yo, después de discutir con mi madre
porque no tenía ganas de visitar a nadie, salí cabreado de mi casa y cuando
llegué al portal de la casa donde vivían mis tíos todavía me duraba el sofocón.
Seguramente por ello en lugar de subir a la segunda planta izquierda, llamé
equivocadamente al primero.
Mis
tíos tenían una asistenta, Ramona, y una cocinera, Balbina (eran gente pudiente
que se lo podía permitir) y cuando la puerta se abrió no apareció ninguna de
ellas pero era tal el nivel de mi enfado que ni me fijé en ello (estaba
deseando de acabar con aquella visita impuesta aunque mis tíos me querían mucho
y yo a ellos también). Pregunté: “Dónde esta mi tío” y aquella señora me llevó
directamente al dormitorio donde había un señor en la cama al que le dí un beso
y salí a escape.
En el
descansillo de la escalera leí que estaba en la primera planta por lo tanto
aquel señor no era mi tío Gabriel pero el beso ya se lo había dado y aquello no
tenía remedio. Desde entonces cuando iba de visita a casa de mis tíos pasaba
como una exhalación por aquella puerta para que nadie me pudiera reconocer.
jajajajajaja
ResponderEliminary la cara del vecino qué?? 😁