Cantando el
ruiseñor pasa las noches
de fin de primavera
en la aliseda
que cuida del
arroyo en sus orillas,
cobijando las
zarzas protectoras
que serán el hogar
de sus nidales
escondiendo de
curiosas miradas
a la grey del
cantor impenitente
que derrama las
notas de sus trinos
alabando a la reina
de la noche,
a la Luna, como
cualquier poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario