Este poema forma parte del contenido de mi primer poemario
para niños que estoy preparando en estos momentos y que llevará como título:
“Para Locos Bajitos”
Era un bruja
pequeña,
era una bruja
bonita,
era una bruja
risueña:
se llamaba Manolita.
Preparaba sus
potingues
en la cocina de
atrás,
en una hornilla
chiquita,
en una hornilla de
gas.
Allí tenía sus
libros
rebosantes de
conjuros,
de recetas y de
hechizos
entre aquellos
cuatro muros.
Manolita no
asustaba
ni a los niños ni a
las niñas
y hasta hacía de
mediadora
cuando había alguna
riña.
La gente la
saludaba
cuando iba por la
calle,
la invitaban a café
los sábados por la
tarde.
Manolita agradecida
les regalaba
potingues
para el cutis, para
el pelo
y conjuros para el
ligue
y es que Manolita
era
un bruja muy legal
y por eso la
querían
como si fuera una
más
pues aunque bruja
que era
nunca hizo ningún
mal.
En las ferias
madrugaba
y se ponía a
cocinar
chuches, dulces,
golosinas
que a los niños
regalar.
Y los niños y las
niñas
se divertían con
ella
porque les contaba
historias
de príncipes y
princesas.
Nunca la notaron
triste,
alegre cual
cascabel,
era una bruja feliz
que sabía hacer el
bien,
sus conjuros eran
buenos
y sus pócimas
también.
Y hasta aquí llega
esta historia
de la bruja
Manolita
que no asustaba a
la gente
y así todos la
querían.
primero felicitarte el cumple ..
ResponderEliminarsegundo, seguro que será el poemario maravilloso
un beso