Las tardes de
Diciembre van menguando
en el último
tercio, cuando el mes
va derecho a la
búsqueda de Enero.
El jilguero ya no
canta en la campiña
ni el ruiseñor
anima la noche en la aliseda,
la tórtola no
arrulla ya las tardes,
el silencio se adueña de los campos
y la vida se
esconde de la muerte
que pasea imperial
por los contornos
hasta que temple la
reina Primavera.
¿Parece que tienes añoranza del invierno? ¿Será, quizás, por la climatología tan rara que tenemos este año?
ResponderEliminarSeguramente no te falta la razón pero ya sabes que lo que nos espera es el calor. Un abrazo.
EliminarLo bueno de diciembre es que también se acaba.
ResponderEliminarSaludos,
J.