lunes, 14 de enero de 2019

La carta (y 2)


Nuestro amigo residía justo en la última casa del pueblo y poseía un hermoso jardín donde cultivaba plantas de flores amén de hortalizas que le proporcionaban casi todo el alimento vegetal que necesitaba y, como era una persona de poco comer, pocas veces se acercaba al mercado municipal para comprar alimentos pues contaba con la leche de su vaca, “Hermosa” y los huevos que le aportaban las diez o doce gallinas que cacareaban a su alrededor cuando salía a pasear; una higuera y una decena de árboles frutales le daban fruta suficiente para su consumo. Era pues Rogelio una persona autosuficiente que nunca había tenido mucho contacto con sus vecinos salvo cuando recogía la cosecha de su olivar en la que participaba como un jornalero más y con sus "compañeros" de trabajo compartía mesa y mantel por lo que la gente le valoraba como un excelente patrón e incluso como un buen camarada.
         Habían pasado ya dos semanas y la carta continuaba donde Rogelio la dejó cuando entró en la casa, es decir, encima de la mesita consola que había en la misma entrada.
Estaba almorzando como siempre en la pequeña mesa camilla y mirando por la ventana abierta de par en par cuando una ráfaga de viento vino a dar con el sobre a sus pies.
Se levantó a cerrar la ventana y recogió el sobre del suelo para ponerlo encima de la mesa… fue entonces cuando algo llamó su atención: el matasellos de la carta no era como todos, éste tenía un dibujo diferente, como si fuera una corona.
Sin más preámbulos rasgó el sobre y sacó la carta que había en su interior:
“Muy apreciado conciudadano”, rezaba el encabezamiento, y continuaba:
“En primer lugar desearle que se encuentre en perfectas condiciones de salud y en segundo, comunicarle que ha sido designado por sorteo entre todos los vecinos de la comunidad, para encarnar el personaje del Rey Baltasar en la cabalgata que habrá de celebrarse el día cinco de Enero próximo…” Aquí dejó de leer y dio un respingo gritando: ¡No! ¡Yo no quiero ser Rey!
En ese mismo instante despertó en el suelo, pues se había caído de la hamaca, y sangrando por la nariz, que era la parte de su anatomía que había aterrizado en primer lugar. El sobre estaba en su mano y sin abrir: sólo había sido un sueño.

        

1 comentario:

  1. premonitorio ?.?
    yo no quise ser presidenta de la AVV. y si estoy 6 después 🙄🙄
    besos

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