domingo, 15 de marzo de 2020

Histeria colectiva


         Nunca podría imaginarme yo que viviría una situación que, a primera vista, pudiera parecer hasta irrisoria si no fuera porque el motivo es por demás suficientemente serio y, ojalá no lo sea, grave.
         Me explico: bajé como todos los días a comprar al supermercado que hay en el polígono industrial de mi ciudad y mi sorpresa fue cuando observé que había una inusitada proliferación de coches en la puerta del establecimiento. Cuando me aproximé a la entrada, me encontré con una enorme cantidad de personas que, expectantes, esperaban no sé qué y que luego supe cuando tres señores se pelearon por coger un carro que salía del súper ya vacío después de haber servido para transportar lo que alguien había comprado.
         Al entrar al establecimiento me quedé alucinado por la cantidad de personas que formaban colas para pagar lo comprado. Decidí no cargar con muchos productos y entré sin carro para intentar tardar lo menos posible.
         Las estanterías se estaban quedando vacías de contenido y, como la gente me vio con pocas cosas en las manos, me dejaron pasar y, de esta forma, estuve muy poco tiempo en la cola.
         Después de meterme en mi coche me quedé pensando en lo que algunas veces había visto en la televisión sobre momentos de histeria colectiva en algunos países donde escaseaban los productos alimenticios, pero sé que este no es el caso en nuestra tierra y, sin embargo, el miedo es libre.
         Espero que a partir del lunes las cosas vuelvan a su ser. Espero…

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