A medida que avanza el frío invierno,
los días van creciendo poco a poco,
el sol muestra su cara más temprano,
la noche se retrasa cada tarde.
Cuando salgo al jardín por la mañana
refulge el amarillo de las flores
que reflejan la luz recién nacida
y saludan al día que comienza.
La escarcha quema el verde de las hojas
y lo cambia por pardo o por rojizo,
los pájaros destruyen el silencio
que la noche arropó con negro manto.
Y en medio de esta estampa desvaída
la vida continúa sin descanso,
sin mirar hacia atrás,
tan solo hacia adelante.
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