No
podía determinar qué era lo que le parecía que estaba fuera de lugar pero algo
le resultaba chocante cada vez que miraba por la ventana que daba al jardín. A
primera vista todo parecía estar en su lugar, incluso el perro que dormía a la
sombra de un macizo de flores, pero su instinto le decía que no era normal algo
de lo que estaba observando desde hacía un buen rato. Tal vez si tomaba nota de
todo lo que observaba y del lugar que ocupaba en el espacio pudiera precisar
qué era lo que le tenía preocupado durante buena parte de la tarde.
Dicho y
hecho, se aprovisionó de papel y bolígrafo y se dispuso a hacer una revisión
exhaustiva de todo lo que se veía a través de la ventana.
Anotó:
La farola: apagada y en su lugar, es decir, en la parte
derecha del jardín y junto a la cancela de la entrada.
El banco de madera: junto a la valla y a la sombra del
algarrobo.
El velador y las sillas: a la sombra de la sombrilla en
medio del jardín.
El perro: durmiendo a la sombra del macizo de crisantemos.
Una vez
terminada la relación de elementos y su ubicación la leyó y releyó varias veces
sin encontrar nada que le pareciese anormal por lo que decidió salir un rato a
pasear.
Cogió
el paraguas para protegerse de la lluvia que llevaba cayendo desde la mañana y
salió a la calle para despejarse.
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