viernes, 14 de marzo de 2014

Estoy en blanco



         Como muchas tardes, estoy totalmente embotado, no se me ocurre nada interesante que escribir y es que la inspiración, de cuando en cuando, se va de vacaciones o se esconde en quién sabe qué recovecos de mi persona pero no soy capaz de encontrarla, eso sí, cuando me encuentro con ella, el resultado suele ser de lo más fructífero y las ideas fluyen a mi cerebro con la fuerza de un manantial y la claridad de un amanecer radiante. Pero creo que hoy no es el caso y tendré que improvisar un relato estúpido e insulso que luego no me gustará y me entrarán unas ganas enormes de borrarlo:
       Érase una vez un pobre escritor que estaba en blanco y no se encontraba en condiciones de contar nada a sus lectores. Se armó de paciencia y decidió esperar a que la inspiración se mostrase como siempre, es decir, de una manera sorprendente e inesperada pero el tiempo pasaba y la dichosa inspiración no aparecía por ninguna parte. Decidió llamarla por teléfono pero su número no estaba en la guía ni en ningún espacio de Internet así que salió al balcón y la llamó voz en grito hasta quedarse totalmente afónico. No paró ahí la cosa sino que fabricó un gran cartel de vivos colores y lo mostró a los cuatro vientos con la esperanza de que atrajera la atención de su esquiva y otrora asidua compañera con el mismo poco éxito de antes.
     Comenzó a presentir algo que no quería creer: la inspiración se había vuelto sorda y, tal vez, ciega también.

5 comentarios:

  1. para estar en sequía te veo muy inspirado

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  2. Escribir, escribir y escribir. Ya saldrá algo. A veces ni siquiera nos gusta a nosotros lo que aparece pero... ¡al menos escribimos! Y eso, a mi al menos, me da media vida.

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  3. Nunca la poesía en ti
    queda en blanco se toma
    un descanso para luego fluir
    y dar estos resultados..
    Bello te dejo un besito.

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