Hoy he vuelto a pasar por la calle Gondomar de
Córdoba. Hacía ya bastante tiempo que no lo hacía y he ido paseando a la vez que
observando aquella calle que en mi infancia me hacía ilusión recorrer de la
mano de mis padres, sobre todo para ver los juguetes que se exhibían en los
escaparates de “Los Guillermos”.
Pero en estos tiempos eso no hubiera sido
posible porque la tienda de Los Guillermos ya no existe y ha seguido el mismo
camino que “Fabra”, la confitería “La Perla”, los “Calzados la Imperial”, la
sombrerería “Rusi”, “los Madrileños”, “Moriana”, la “Librería Luque” o los
“Ultramarinos Antonio Sánchez”. Sólo ha quedado como testigo mudo del pasado el
Colegio de la Milagrosa que se ha debido de salvar de la quema
“milagrosamente”.
Hoy, paseando por la calle Gondomar, me
pareció estar en otra ciudad donde todo me era extraño y desconocido.
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