No es culpable la campana
de llamar a la oración,
ni tampoco cuando dobla
de convocar a un entierro.
No culpes a la campana
porque sola no se mueve,
ni sabe lo que me dice
por su forma de sonar.
¿Alguien “tocó tu campana”
cuando dijiste “te quiero”?
¿Alguien te hace “doblar”
cuando entierras nuestro amor?
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