No sé porqué pero de aquel poema
no queda ni el recuerdo
ni su sombra en mi cuaderno.
Tal vez no era reflejo de la realidad
o contenía quizás sólo palabras
que no tenían sentido para mí
y que, como sucede muchas veces,
se fueron volando con el viento.
Mas si lo encuentro en el cajón de sastre
de los poemas extraviados y otros cuentos,
lo llenaré con ese contenido
que no tenía cuando fue creado
y vivirán en él eternamente
palabras, belleza y sentimiento.
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