Un oráculo es una respuesta que da una
deidad por medio de sacerdotes, o de la Pitia o Pitonisa griega y romana, o la
Sibila, o incluso a través de interpretaciones de señales físicas (tintineo de
campanillas, por ejemplo), o de interpretaciones de símbolos sobre piedras,
como las Runas, o de interpretaciones de símbolos sobre cartas, como el Tarot,
o de sacrificios de animales.
También
podría ser que como: corpúsculo, dentículo, espéculo, habitáculo, opúsculo o versículo,
indique un diminutivo de oración y, en este caso, sería una oración pequeñita,
diminuta o ínfima, vamos, lo menos que se despacha en oración pero, además
operaría en sentido contrario a la oración, es decir, no iría del ser humano a
la deidad sino de ésta al ser humano, en definitiva un lío de padre y muy señor
mío del que no sé la forma de salir y, por eso, lo vamos a dejar aquí, ¿no os
parece?
y luego está creer o no creer... 😉
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