Siempre he presumido de tener los pies sobre la tierra,
es decir, que soy una persona que no se deja llevar por fantasías y otras
zarandajas, pero lo cierto es que ya no estoy tan seguro de ello.
Y Vds. se preguntarán el porqué de este cambio que creo
se está produciendo en mi persona pero la cosa es más bien intuitiva que
razonable, o sea, me explicaré:
Si yo siguiese estando totalmente seguro de que no soy un
fantasioso, ni siquiera me lo estaría cuestionando a estas alturas y, sin
embargo, no me siento bien cuando digo lo de “los pies sobre la tierra” pues mi
conciencia no me deja dormir tranquilo si hago esta aseveración y, cuando
pierdo el sueño, me da por darle vueltas a la cabeza y cada vez se me ocurren
ideas más disparatadas.
Con este razonamiento no sé si he conseguido explicar mi
desazón y la intranquilidad de mi espíritu, pero, a medida que voy escribiendo
me voy relajando y eso es bueno sin lugar a dudas puesto que, si no fuera así,
no tendría más remedio que sentirme desesperado y, más tarde o más temprano, mi
cambio existencial me llevaría a la fantasía y, quien sabe si a la creación literaria que podría convertirme
en un escritor de éxito y de esta forma pudiera ser que volviera a tener “los
pies sobre la Tierra”.
Vivir a 100% con los pies en la tierra puede resultar hasta un poco aburrido, de vez en cuando no está demás fantasear
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