En
1864, y tal día como hoy, Alfred Nobel patenta la nitroglicerina como
explosivo. Luego ya sabéis que se arrepintió y para compensar los daños
derivados del uso del explosivo, fundó los premios que llevan su nombre. Este
hombre debía tener decencia y corazón puesto que fue capaz de un
arrepentimiento, cosa que no pasa con nuestro Presidente del desgobierno y el
recorte universal que, en lugar de arrepentirse, les dice a los suyos que
pueden ir con la cabeza muy alta y según un servidor la única que puede llevar
la cabeza bien alta es la jirafa.
Aquí no hay quien
viva… (¿Dónde he escuchado yo esto?)
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