domingo, 15 de julio de 2012

Y el quince, la niña bonita… (de Rajoy)


         En 1864, y tal día como hoy, Alfred Nobel patenta la nitroglicerina como explosivo. Luego ya sabéis que se arrepintió y para compensar los daños derivados del uso del explosivo, fundó los premios que llevan su nombre. Este hombre debía tener decencia y corazón puesto que fue capaz de un arrepentimiento, cosa que no pasa con nuestro Presidente del desgobierno y el recorte universal que, en lugar de arrepentirse, les dice a los suyos que pueden ir con la cabeza muy alta y según un servidor la única que puede llevar la cabeza bien alta es la jirafa.

Aquí no hay quien viva… (¿Dónde he escuchado yo esto?)

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