Mas vale no decir nada, si acaso,
esbozar una tímida sonrisa
y dejar que interpreten lo que quieran
los que esperan reproches de mis labios.
Si quisiera escupir sobre sus sombras,
tendría todo el tiempo para hacerlo,
pero no es una forma propia y mía
de decirles cuanto les desprecio.
Es mejor ignorar sus intenciones
y esperar como zorro en su cobijo
que ladren cuanto quieran los sabuesos
pues al cabo se cansan y se marchan
dejando de intentar hacerme daño
y es que el tiempo igual que todo cura,
pone siempre a todos en su sitio.
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