jueves, 16 de febrero de 2017

¿De quién era?



Despertó cuando la luz del sol que se filtraba por las rendijas de la persiana le dio en los ojos que, aunque cerrados, reaccionaron y se abrieron de golpe como si un resorte les hubiera empujado.
Instintivamente alargó el brazo tanteando sin mirar el otro lado de la amplia cama pero nada hacía sospechar que allí hubiera dormido nadie, sin embargo, tenía la sensación de haber pasado una noche más que tumultuosa. Habrá sido un sueño, pensó, pero el sueño lo tenía la mar de fresco en su conciencia:
Él la había estado mirando descaradamente durante un buen rato y, cuando fue al tocador para retocarse, la estaba esperando y, sin más preámbulos, la había estrechado entre sus brazos y la había besado como nunca nadie lo había hecho antes o, al menos, así lo recordaba…, pero, al parecer, sólo había sido un sueño erótico tal vez provocado por la bebida y el largo periodo de abstinencia que llevaba desde que dejó plantado a su último novio.
Bueno, se dijo, basta ya de elucubraciones mentales que, aunque sea sábado, siempre hay cosas que hacer y en la cama no es posible…
Tanteó debajo de la cama buscando sus zapatillas y… lo que sacó no era precisamente una zapatilla sino un zapato de hombre de la talla cuarenta y uno.

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