Acababan
de servirme el desayuno cuando se me cayó la cucharilla del café al suelo. Me
inclino para recogerla de debajo de la mesa y mi vista se fija en otro objeto
que se encuentra junto a ella: una llave. Una llave nueva y brillante que
recogí a la vez que la cucharilla caída.
Llamé
al camarero para que me cambiase la cucharilla y le pregunté si alguien había
ocupado la mesa antes que yo esa mañana.
─ Pues
no, esta mañana es Vd. El primero que se sienta en la terraza.
─ Es
que me acabo de encontrar una llave debajo de la mesa.
─ Si
quiere la guardo en el mostrador por si alguien pregunta por ella.
─ No se
hable más, guárdela por si su dueño viene a buscarla.
Acabé mi desayuno, pagué la consumición y me
fui a la oficina.
La
verdad es que aquella mañana no tenía demasiado trabajo pero lo cierto es que
la dichosa llave volvía a mi pensamiento una y otra vez como si de un boomerang se
tratara. ¿A quién pertenecerá? ¿Cuál será la puerta que abre? Estas y otras
preguntas por el estilo me martillearon el cerebro durante toda la mañana de
tal forma que, cuando acabó mi horario de trabajo me dirigí directamente al bar
donde la había encontrado. Me acerqué a la barra donde estaba el mismo camarero
que me atendió por la mañana y le pregunté por la dichosa llavecita.
─ Pues
no, mire Vd., nadie ha preguntado por ella.
─ Entonces,
si no le importa, me la quedaré como recuerdo y, si alguna persona preguntase,
me lo dice cuando venga a desayunar mañana.
El
hombre estuvo de acuerdo y yo me guardé la llave en el bolsillo y me fui a mi
casa.
Llegué
al portal y un vecino que salía me sujetó la puerta para que entrase. Le di las
gracias y subí la escalera de dos en dos escalones para, en un santiamén,
plantarme ante la puerta de mi piso. Metí la mano en el bolsillo y saqué el
llavero… ¿qué raro?, pensé repasando todos los llavines, aquí falta la llave
del piso… ¡Madre mía!, sólo me faltó gritar: la llave del piso era la que
encontré debajo de la mesa del bar, ayer tarde saqué una copia y la vieja se la
di a mi nuevo compañero de casa.
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