lunes, 19 de febrero de 2018

ANGELITO



Angelito Feribañez
no era un niño muy corriente,
el chaval era despierto,
era muy inteligente.
Su maestra doña Aurora
le trataba de enseñar
pero Angelito, rebelde,
no se dignaba escuchar.
La maestra sofocada
llamó con urgencia al padre
que acudió muy preocupado
en compañía de la madre.
Volvieron pues a su casa
una vez bien informados
y leyeron la cartilla
al recalcitrante vástago.
Angelito prometió
escuchar a doña Aurora,
mas puso una condición:
Que me escuche la tutora.
¿Acaso ella no te atiende?,
los padres dicen a coro.
Si alguna vez le pregunto,
ella me tacha de loco.
Los padres muy sorprendidos
se vuelven para la escuela
y buscan a doña Aurora
para aclarar este tema.
Con el semblante muy serio
les escucha la tutora.
Cuando tomó la palabra
decía así doña Aurora:
Angelito no está bien,
pregunta cosas muy raras,
no se imaginan ustedes
lo que su boca propala.
Pues pónganos un ejemplo
que nos quedemos tranquilos
y podamos reprender
a este demonio de niño.
¿Pues saben qué preguntó
en la clase de sociales?
Los padres niegan los dos
y se quedan expectantes.
Doña Aurora hace una pausa
para tomar carrerilla
y se lanza con pasión
haciendo crujir la silla.
¿Saben lo que preguntó?,
se pone roja de ira.
Vuelven a negar los padres
y casi tira la silla.
Me dijo que si podía
preguntar algo de mates.
Le dije que no era hora,
que estábamos en sociales.
Se levantó y me miró
y dijo muy despacito:
Doña Aurora, por favor,
contésteme le suplico.
Le vi tan desangelado
que consentí su cuestión.
Me dijo: Es un problema
que no tiene solución.
Pues dímelo ya chiquillo
que no tengo todo el día
veremos si entre los dos
tenemos la formulita.
Pues verá usted, señorita,
¿cuántos años han pasado
desde que usted era chica?
¿Y por qué preguntas eso?
Le dije muy mosqueada
y el muy ladino soltó:
Sólo tiene que restar
y usted debe de saber
que por algo es la maestra
y nos tiene que enseñar.
Yo lo mandé a aquél rincón
y de cara a la pared
mas cuando me di la vuelta
me dijo el muy bravucón:
Pues cuando yo sea mayor,
usted será una ancianita
y no podrá suspender
ni a los niños ni a las niñas.

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