Angelito Feribañez
no era un niño muy
corriente,
el chaval era
despierto,
era muy
inteligente.
Su maestra doña
Aurora
le trataba de
enseñar
pero Angelito,
rebelde,
no se dignaba
escuchar.
La maestra sofocada
llamó con urgencia
al padre
que acudió muy
preocupado
en compañía de la
madre.
Volvieron pues a su
casa
una vez bien
informados
y leyeron la
cartilla
al recalcitrante
vástago.
Angelito prometió
escuchar a doña
Aurora,
mas puso una
condición:
Que me escuche la
tutora.
¿Acaso ella no te
atiende?,
los padres dicen a
coro.
Si alguna vez le
pregunto,
ella me tacha de
loco.
Los padres muy
sorprendidos
se vuelven para la
escuela
y buscan a doña
Aurora
para aclarar este
tema.
Con el semblante
muy serio
les escucha la
tutora.
Cuando tomó la
palabra
decía así doña
Aurora:
Angelito no está
bien,
pregunta cosas muy
raras,
no se imaginan
ustedes
lo que su boca
propala.
Pues pónganos un
ejemplo
que nos quedemos
tranquilos
y podamos reprender
a este demonio de
niño.
¿Pues saben qué
preguntó
en la clase de sociales?
Los padres niegan
los dos
y se quedan
expectantes.
Doña Aurora hace
una pausa
para tomar
carrerilla
y se lanza con
pasión
haciendo crujir la
silla.
¿Saben lo que
preguntó?,
se pone roja de
ira.
Vuelven a negar los
padres
y casi tira la
silla.
Me dijo que si
podía
preguntar algo de
mates.
Le dije que no era
hora,
que estábamos en
sociales.
Se levantó y me
miró
y dijo muy
despacito:
Doña Aurora, por
favor,
contésteme le
suplico.
Le vi tan
desangelado
que consentí su
cuestión.
Me dijo: Es un
problema
que no tiene
solución.
Pues dímelo ya
chiquillo
que no tengo todo
el día
veremos si entre
los dos
tenemos la
formulita.
Pues verá usted,
señorita,
¿cuántos años han
pasado
desde que usted era
chica?
¿Y por qué
preguntas eso?
Le dije muy
mosqueada
y el muy ladino soltó:
Sólo tiene que
restar
y usted debe de
saber
que por algo es la
maestra
y nos tiene que
enseñar.
Yo lo mandé a aquél
rincón
y de cara a la
pared
mas cuando me di la
vuelta
me dijo el muy
bravucón:
Pues cuando yo sea
mayor,
usted será una
ancianita
y no podrá
suspender
ni a los niños ni a
las niñas.
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