En las rojizas
luces del crepúsculo
que cada día
preceden a la noche,
emite el mirlo su
trino lastimero,
desafinado cantor
despide el día.
Sus disonantes
notas son el broche
que cierra
sinfonías de cantores
más entonados que
antes musicaron
las limpias tardes
de cielos despejados.
Más se marcha la
tarde y van con ella
las últimas notas
del cantor
que la celebra con
su voz aguda
gritando así su
humilde despedida.
¿Será su trino una despedida para el día o un anuncio de su temor sobre la noche?
ResponderEliminarSaludos,
J.