Me vestiré despacio
con las caricias
que emanan de tus manos
y envolveré tu
cuerpo
con mis besos que alaban
tu hermosura.
Mi cuerpo es el
colchón
que cubres con la
manta de tu cuerpo
y la remetes con
tus manos
para que yo no
escape de ese abrazo
y sea por siempre
tuyo
porque tú ya eres
mía
desde hace tanto
tiempo
que sólo he
aprendido a amarte a ti.
Todo mundo sabe que la sábana y el colchón no han de separarse...
ResponderEliminarSaludos,
J.