─Hoy tendré una reunión importante en el trabajo.
─Tenemos que hablar…
─Esta noche no. Llegaré tarde, no me esperes despierta.
Amelia
sabía lo que eso significaba. Colgó el auricular y miró por la ventana. Su
mirada se perdió en el infinito mientras sus pensamientos afloraban a
borbotones.
Nunca
debió seguir los consejos de su familia que la apartó de lo que podría haber
sido su felicidad:
“No
debes seguir saliendo con Andrés, no te conviene. Es un don nadie que no
trabaja y sólo se dedica a escribir esas horribles novelas que no le publica
ningún editor… Tú vales mucho y él, sin embargo, no vale para nada… Si te casas
con él te arrepentirás toda la vida… Mira a Agustín que está loco por ti y
tiene un buen trabajo en una empresa importante, llegará lejos y serás una
mujer respetada y respetable a su lado…”
Se casó
con Agustín y, antes de cumplir los dos años de su matrimonio, le pilló
flirteando con una de sus amigas. Cuando se quedó embarazada de su primer hijo
se enteró de que se la pegaba con su secretaria pero no por eso le abandonó:
“No seas tan exigente, sólo ha sido un desliz. Él sigue igual de enamorado de
ti…” le decían su madre y sus amigas.
Trató
de imaginar cómo habría sido su vida si se hubiese casado con Andrés…
─¡Amelia! ¿Qué haces ahí mirando por la ventana? ¿Tú
sabes la hora que es? Te dije que no me esperases levantada, mañana hablaremos
de lo que tú quieras ─ le dijo mientras la abrazaba ─
Estás helada, vamos a la cama.
Amelia
lloró en silencio mientras percibía en su marido el perfume de la otra.
debe ser algo horrible....
ResponderEliminarla verdad es que yo no se lo que haría si pillase al mío con perfume de otra... pero si se que no aguantaría un matrimonio de infelicidad
besos.
Cabrones como los de tu relato los hay a patadas y familiares gilipollas e ignorantes que solo ven la peseta tambien. La protagonista deberia haberle hecho lo mismo a ver si le jode o no de la misma manera y si no le jode, ¡Puerta!
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