Cada
vez que no se sabía la lección, su maestro le pegaba con la palmeta o con la
varita de olivo y él no ponía mala cara aguantando estoicamente sin quejarse,
pero ni así conseguían que estudiara y es que Hermenegildo era un chaval de lo
más rebelde. Hasta que un día, ¡Oh sorpresa!, Hermenegildo no falló ni una sola
de las preguntas que le hizo don Artemio (que así se llamaba el educador), ni
siquiera aquellas que tenían trampa: había decidido vengarse del maestro.
No tomes literalmente lo que aquí se muestra, siempre puede haber una segunda lectura... o, tal vez, no.
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- El regreso de Rigoberto
- Rigoberto y el mar
- La ciudad en peligro
- El caso de la Baronesa promiscua
- La Leyenda del Arquito Quemado
- Una comida caníbal
- ROMANCE A UN PALMEÑO ILUSTRE
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