Una
mula iba caminando por el campo y al doblar un recodo se fue a dar de manos en
boca con un buey que pacía cansinamente en la orilla del camino.
−
¿Dónde vas, bella acémila? − Dijo el astado con voz grave.
− Pues
la verdad es que estaba dando un paseo sin rumbo fijo − contestó la mula un
poco molesta por haber sido llamada acémila − ya veo que te estás poniendo como
un toro a base de tragar malas hierbas.
− Pues sucede
que ya estaba harto de rumiar después de haber escuchado por la radio del
granjero que el Papa dice que no estuve en el Portal de Belén, y me he venido a
pacer un poco para quitarme la depre − explicó el buey − Y, por cierto, −
añadió − ¿sabes que también te ha quitado a tí del mismo plumazo?
− Pues
no me he enterado de nada porque, con la crisis, mi amo no pone ya ni la radio
ni la tele para ahorrar − repuso la mula − ese Papa debe estar chocheando
porque si no es así no se explica tamaña chorrada. Todo el mundo sabe, desde
tiempo inmemorial, que allí estábamos tú y yo para calentar al Niño con nuestro
aliento porque los pobres no tenían para calefacción con los recortes que había
decretado Herodes.
JOZU,JOSU COMO ESTAN CAMBIANDO LOS TIEMPO MI TENIENTE, DIGO YO, QUE SI QUITO LA VIRGEN DER PILAR, DER PUESTO DE GUARDIA O LA DEJO UNA SEMANA MAS, NO VAYA A SER QUE EL PAPA DIGA AHORA, QUE NUESTRA PATRONA ES LA VIRGEN DE BELEN.
ResponderEliminarNo se preocupe, sargento, que el que creo que peligra ahora es San José. A este paso no sé que vamos a hacer con los villancicos.
ResponderEliminarMe gusta este cuento donde el buey es un asno que en lugar de leer se deja llevar por los rumores de la radio. Si hubiera leido el libro sabría que literalmente escribe el Santo Padre “ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno”. Habría evitado la depresión el asno buey.
ResponderEliminarSaludos,