domingo, 2 de diciembre de 2012

Estaba solo



Había tenido todo el tiempo del mundo pero no lo sabía, de haberlo sabido, las cosas tal vez se hubieran desarrollado de otra forma y no se encontraría en una posición tan poco favorable.
Miró hacia abajo y sintió un escalofrío que le recorrió toda su anatomía, un abismo aterrador se abría bajo sus pies. Dirigió una mirada hacia arriba y un talud inmenso cortado a pico se mostró ante sus ojos. ¿Qué hacer?
Seguramente que su instinto se lo había hecho saber pero no habría prestado atención, tan entretenido estaba con la contemplación del pedazo de cielo que podía ver a través de la ventana excavada en la roca y que por las noches se mostraba tachonado de pequeñas lucecitas que parpadeaban, que no había tenido en cuenta nada más.
Había pasado olímpicamente de hacer ejercicio físico pues su actitud contemplativa no le exigía esfuerzo alguno.
Ahora, que sus padres habían dejado de visitarle y el hambre le atenazaba las tripas como si de un cepo interno se tratase, ahora no tendría más remedio que echarse a volar.

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