miércoles, 13 de marzo de 2019

Mis crónicas de Palma: vigésima entrega


En septiembre de 2015 se puso en contacto conmigo un antiguo compañero de universidad, el poeta Alfredo Jurado Reyes y me propuso que hiciera una lectura poética en Córdoba, concretamente en una pequeña galería de arte “Arc en ciel”, propiedad de una mecenas cordobesa llamada Maite Béjar.
Le pedí unos días para pensármelo (yo no había leído mis poemas en público) y accedí no sin cierta preocupación por aquello de no saber si mis textos gustarían. Y llegó el día del evento, el diez de noviembre me presenté en la dirección convenida con casi una hora de antelación y bastante nervioso. Me recibió la dueña de la casa y me hizo pasar para, a continuación, sentarnos en una pequeña mesa camilla donde charlamos de esto y de aquello hasta que mis nervios se fueron calmando y mi voz dejó de temblar.
Los asistentes fueron llegando poco a poco y me fueron presentados uno a uno por mi anfitriona. Allí estuvieron personas que pertenecen al arte de la escritura e incluso la última Vicepresidenta del Gobierno (que entonces no lo era) Carmen Calvo. Entre la treintena de asistentes estaban mis amigos Encarnita Ortiz, Rafael Herrera y Pedro Luis González que, con su presencia, consiguieron que yo tuviera el aplomo suficiente para leer sin titubeos.
Después de este bautismo de fuego, vinieron sendas lecturas en Villafranca de Córdoba y un par de ellas en Palma del Río que me permitieron darme a conocer en el mundillo de la poesía cordobesa.

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