En septiembre de 2015 se puso en contacto conmigo un
antiguo compañero de universidad, el poeta Alfredo Jurado Reyes y me propuso
que hiciera una lectura poética en Córdoba, concretamente en una pequeña galería
de arte “Arc en ciel”, propiedad de una mecenas cordobesa llamada Maite Béjar.
Le pedí unos días para pensármelo (yo no había leído mis
poemas en público) y accedí no sin cierta preocupación por aquello de no saber
si mis textos gustarían. Y llegó el día del evento, el diez de noviembre me
presenté en la dirección convenida con casi una hora de antelación y bastante
nervioso. Me recibió la dueña de la casa y me hizo pasar para, a continuación,
sentarnos en una pequeña mesa camilla donde charlamos de esto y de aquello
hasta que mis nervios se fueron calmando y mi voz dejó de temblar.
Los asistentes fueron llegando poco a poco y me fueron
presentados uno a uno por mi anfitriona. Allí estuvieron personas que
pertenecen al arte de la escritura e incluso la última Vicepresidenta del
Gobierno (que entonces no lo era) Carmen Calvo. Entre la treintena de
asistentes estaban mis amigos Encarnita Ortiz, Rafael Herrera y Pedro Luis
González que, con su presencia, consiguieron que yo tuviera el aplomo
suficiente para leer sin titubeos.
Después de este bautismo de fuego, vinieron sendas
lecturas en Villafranca de Córdoba y un par de ellas en Palma del Río que me
permitieron darme a conocer en el mundillo de la poesía cordobesa.
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