domingo, 10 de febrero de 2013

Compra equivocada



─ Por favor, no enciendas la luz ─ gimió desde debajo de las sábanas.
─ Sólo iba a descorrer las cortinas ─ respondió ella.
─ ¡No, tampoco!, por lo que más quieras ─ suplicó con voz lastimera.
─ De acuerdo, no te preocupes que, si así lo deseas, no dejaré entrar la luz en todo el día. ─ Zanjó y, acto seguido, salió de la habitación cerrando con dos vueltas de llave.
Pensó para sus adentros:
─ No sé para qué me compré el vampiro, si le abro de noche, me muerde el hijo de su madre, y de día no hay manera de echarle la vista encima. Debí comprar un loro y estaría más acompañada.

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