─ Oiga, ¿.ha visto Vd. el paquete que ha dejado ese individuo detrás
de aquella columna?
─ ¿A qué individuo se refiere?
─ A uno con muy mal aspecto que acaba de salir por
la puerta que hay al lado de la cafetería.
─ Pues la verdad es que no me he fijado en él, ¿y
cuál es el paquete?
─ Aquél que está semiescondido detrás de la
columna, ¿no lo ve?
─ Sí, lo veo y tiene Vd. razón es un paquete harto
sospechoso.
─ Deberíamos decírselo al jefe de estación, ¿no le
parece?
─ Perdonen Vds. que me meta en su conversación pero
no he podido evitar el oírles, ¿hace mucho rato que dejaron ahí el paquete?
Parece una mochila o un bolso de viaje mediano.
─ Pues hará unos cinco minutos.
─ ¿Creen Vds. que puede ser una bomba?
─ Pues ahora que Vd. lo dice puede que tenga razón,
mira que si es una bomba.
─ ¿Vds. tres están hablando de una bomba?
─ No sabemos si es o no es pero este señor ha visto
como un individuo con pinta de terrorista dejaba un bulto sospechoso escondido
detrás de aquella columna.
─ Yo creo que lo mejor que podemos hacer es
alejarnos de aquí y avisar a todo el mundo para que no se acerquen.
En un
abrir y cerrar de ojos el hall de la pequeña estación de ferrocarril quedó
desierto si bien de cuando en cuando algún curioso asomaba la cabeza por las
puertas o por las ventanas para mirar hacia el objeto de sus miedos.
─ Por favor, ¿serían Vds. tan amables de dejarme
pasar?
─ Ni lo intente, joven, hay una bomba a punto de
estallar y le aconsejo que haga como nosotros que estamos esperando a que
llegue la policía.
─ ¿Y qué aspecto tiene la bomba?
─ Pues creo que es un bolso que está escondido
detrás de una columna, mire, mire por esta ventana, pero con muchísimo cuidado.
─ ¿Se refiere al bolso de viaje de color azul?
─ Precisamente, Vd. lo ha dicho.
─ Pero, hombre, ése es mi equipaje que lo he dejado
escondido mientras iba al servicio para orinar y necesito cogerlo porque el
tren está a punto de llegar.
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