Sintió
cómo sus pensamientos le gritaban por dentro sumiéndola en un mar de confusión
que estaba a punto ya de volverla loca de remate, pero no se amilanó y continuó
caminando en dirección a lo que podía significar su fin. Jamás había pensado
que las cosas tomarían un derrotero que, por inesperado, no era fácil de
controlar y menos aún en una situación tan agobiante.
El
viento empujaba colaborando a que todo terminase antes y su sufrimiento cesara
al fin. Aquella pared se aproximaba a una velocidad cada vez mayor. Todo estaba
perdido. Nadie se acordaría al cabo de un rato… Si aquél niño seguía soplando,
volvería a nacer otra pompa de jabón.
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