No se
cansaba de ver como la gente se abrazaba en la estación al encontrarse o al
despedirse, por eso un buen día tomó una decisión que rompía con su tradicional
apego a la suciedad y al rechazo al jabón.
Se
metió en la bañera con el agua que casi le pelaba la piel y se dio un baño
enjabonándose diez veces, se puso ropa que tenía abandonada y sin estrenar y
salió a la calle feliz.
Tomó el
camino de la estación y comenzó a estrechar entre sus brazos a todas las
personas a quienes no abrazaba nadie.
genial quien te dice que pronto no lo haga you\Y dale soñá cuanto mas viejos mejores son los vicios y el de soñar e uno de esos
ResponderEliminarAlguien tiene que haber para dar consuelo a los olvidados. Muy bonita idea, JF.
ResponderEliminarUn saludo
JM
una labor social imprescindible, porque no hay como llegar a un lugar y que no halla nadie para recibirte.....
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