No hay
como ponerse a pensar para que, inmediatamente, te asalten sin piedad los
problemas que tienes almacenados en la “mochila” y te amarguen el momento
impidiéndote, por otra parte, lo que tú querías hacer que era pensar pero en
cosas agradables que deben haberse escondido en lo más profundo de tu ser
seguramente huyendo de esos malos pensamientos que te acosan cada vez que te
relajas.
¿Y si
pudiera dejar la mente en blanco?, te preguntas inocentemente con el ferviente
deseo de alejar los malos presagios que te acongojan, pero no, eso de poner la
mente en blanco habrá que entrenarlo con algún especialista y será caro casi
con toda seguridad y tú estás en el paro y con la ayudita que te dan no puedes
gastar lo que no tienes porque luego llega la luz, el agua, la hipoteca,… y ya
estás de nuevo en las garras de los problemas.
Hace tiempo lograba evadir mi mente de todo. Lograba ponerla en blanco. Era una sensación especial. Con el tiempo, mi mente no deja de tener miles de pensamientos que se amontonan como hormigas a la entrada de su nido, con la diferencia de que mis pensamientos no tienen esa organización y se pisan unos a otros. Puedo decir que hasta durmiendo, que es cuando lamente más trabaja, siguen fluyendo pensamientos. Lo que yo digo: Cuando no es una cosa, es otra y si no, todas.
ResponderEliminarBesos de Pecado.
Pensar en los problemas no esta tan mal, siempre que no sea lo único en lo que pensamos.
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