─¿No me vayas a decir que es una locura? Por mucho
que lo intentes no me vas a convencer.
─No, si yo no digo que sea una locura, es lo
siguiente.
─Pues vaya amigo que tengo…
─Y, sobre todo, no esperes que te preste mi ayuda.
─Eso ya me lo suponía, pero al menos tu comprensión…
─Pero cómo quieres que te comprenda si no me cabe en
la cabeza.
─Y eso que la tienes bien grande.
─Déjate de bromas que el asunto merece que lo
tratemos con seriedad.
─Con seriedad, con seriedad… sabes que eres un muermo,
que no tienes ni un mínimo de iniciativa…
─¿Y a eso le llamas tú tener una iniciativa?
─¿Y qué es según tú?
─Pues una barbaridad.
─Entonces ¿no me vas a ayudar a fumarme mi último
cigarrillo?
─De acuerdo, te ayudaré, pero sólo si te quitas la
cuerda del cuello.
José Felipe, has escrito un diálogo de umos negro, que solo descubres al final que el otro tiene la soga al cuello para ahorcarse... es genial.
ResponderEliminarUn saludo
Ángeles
joeee... haberlo colgado.... jajajaja
ResponderEliminarbesos.