martes, 5 de febrero de 2019

Mis crónicas de Palma: entrega octava


No puedo olvidar en estas crónicas hablar de los Carnavales (con mayúscula) en nuestro querido Colegio Séneca. Aquellos carnavales en los que participaban todas y cada una de las aulas (con alguna excepción que no vamos a nombrar para no dejar a nadie en mal lugar), digo que participábamos todos porque cada una de las clases se disfrazaba (incluida su maestra o maestro) de un tipo carnavalesco diferente y cantábamos nuestros cuplés en el patio rivalizando de forma sana y simpática.
         Después de la competición de murgas y chirigotas, salíamos todo el colegio andando en Pasacalles hasta el centro de Palma donde nos divertíamos cantando por las esquinas hasta que la noche del Martes de Carnaval nos echaba a nuestras casas.
         Un año incluso hicimos un tren de cartón con el que nos desplazamos hasta la calle Feria y otra vez nos vestimos de brujos y brujas e hicimos un pasacalle el Domingo de Carnaval.

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