Es la siesta el refugio mejor para
pasar las tórridas tardes del verano que, de otra manera, se hacen
interminables.
La monótona voz del locutor que narra
la etapa del día de la Vuelta a Francia es la píldora adormecedora que nos
sumerge en brazos de Morfeo hasta que algún ruido diferente nos vuelve a la
realidad para, al poco, volver al sopor que nos acuna sudorosos mal que le pese
al aire acondicionado.
Un duermevela sigue a este momento en
que nos quisiéramos levantar del sofá o de la tumbona para aliviar la sed que
nuestra boca reseca reclama sin descanso y que al final, triunfante, nos lleva
al frigorífico donde la jarra de agua helada nos espera.
yo paso del tour.... me cansa en demasía.. prefiero irme a la pitra directamente
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