Tenía que pasarme a mí… precisamente a
mí… y, además, en el momento más inoportuno.
Si ya me lo decía mi madre: “No sigas
por ese camino”, pero yo seguí y, al final, se me ha echado la noche encima, la
bicicleta se ha pinchado y me acabo de doblar un tobillo porque no se ve ni un
pimiento y he metido un pié en un agujero.
¡Vaya por Dios! ¡Ahora para rematar me
ha dado un apretón y me lo he hecho encima! Si es que hay días que es mejor no
levantarse de la cama.
sonrio
ResponderEliminartus pensamientos son mios