Estamos sufriendo un verano como los de
antes solo que ahora tenemos aire acondicionado que, de alguna manera, ha
colaborado a que nuestro organismo pierda en parte aquella capacidad de
adaptación que nos hacía menos vulnerables a los rigores de la estación
estival.
No debemos obsesionarnos con las
temperaturas que marcan los termómetros que hay en las calles porque estos
están al sol y la temperatura como factor de contraste del tiempo meteorológico
hay que medirla a la sombra y eso son diez grados menos que al sol como media.
Habrá que hidratarse, protegerse del
sol en las horas centrales del día y dormir la siesta que por algo es un
invento nacional
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