A partir del curso 1979-80 y hasta el
1995-96 estuve destinado en el Colegio Público Séneca que surgió como por arte
de magia a partir de dos ampliaciones (teóricamente hablando) de los Colegios
Primo de Rivera y San Sebastián. Digo teóricamente porque dichos centros
escolares distaban un par de kilómetros de la ubicación de sus respectivas
ampliaciones que “misteriosamente” aparecieron juntas y se convirtieron en un
nuevo colegio que, entre otras cosas, necesitaba un transporte escolar que no
estaba previsto pero como, en esa época, todo tenía solución, se hizo un
desdoble con los autocares que transportaban a los alumnos del Colegio Duque de
Rivas y “a otra cosa mariposa”: los maestros y maestras a esperar, vigilando a
los alumnos y alumnas, hasta que volviesen los autocares que habían llevado a
los del Duque de Rivas, con lo cual sólo teníamos dos horas para comer y
descansar antes de la jornada de tarde.
El primer año comíamos en el Bar
Alconchel pero, a partir del siguiente curso, nos habituamos a tapear en el Bar
del “Zapaterillo” que estaba en la esquina de la Avenida de la Paz con la de Goya,
donde teníamos nuestro domicilio.
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