El Colegio Séneca
fue (junto con los dos cursos en el Duque de Rivas de las Palmeras en Córdoba)
el lugar donde pasé los mejores años de mi actividad docente.
El primer año
llegamos sólo diez entre maestros y maestras pues había ocho aulas donde
impartir las clases así que fueron de quinto a octavo de EGB las unidades que
se pusieron en funcionamiento, si bien en el Colegio San Sebastián quedaron
adscritas otras cuatro.
El centro escolar
no tenía cerramiento y la mitad estaba en obras por lo que el trabajo diario y,
sobre todo en los recreos, era bastante complicado de hacer.
Durante los dieciséis
años que estuve dando clases en el Colegio Séneca fueron muchas las cosas que
pasaron y que iré refiriendo en entregas posteriores pero no cabe duda que fue
un tiempo determinante para perfilar mi estilo docente que aún no estaba
demasiado claro y que mis alumnos y alumnas fueron moldeando junto a mí mismo
como artífices conjuntos de lo que fue mi futuro quehacer como maestro.
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