La cantinela se repite con diferentes tonos e intenciones. Cualquiera diría que pasa algo de trascendental importancia con el pedazo de crisis que tenemos encima. ¿No será que se usa la dichosa visita como un velo que nos impida ver los problemas que tenemos en nuestro país?
Pues mire usted, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. A los que les interese el asunto que se vayan a Madrid y se lo pasen chachi piruli y para los que pasan de la visita, pues eso, pasar olímpicamente que lo mejor que hay en esta vida es el respeto mutuo y la tolerancia, no vaya a ser que los que presumimos de tolerantes nos mostremos como ésos a quienes tanto criticamos.
Y con respecto a la marcha laica de Madrid, pues eso, es decir, lo mismo que para lo del Papa pero a la inversa.
¡Ah!, se me olvidaba, ¿podrían nuestros gobernantes aprovechar la visita del Papa para cambiar el Concordato y convertir a este país en un estado aconfesional de verdad?
No me lo puedo creer.
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