lunes, 14 de mayo de 2012

La encuesta


Eran las tres de la madrugada y estaba rendido, no en vano el día había sido extraordinariamente intenso y, después de cenar, había dejado terminado el proyecto que tenía que presentar a primera hora de la mañana. Estaba ya a punto de acostarse cuando sonó el teléfono. Dudó entre descolgarlo o dejarlo sonar pero, al fin, decidió contestar a la llamada.
- Hola, - dijo una voz de mujer al otro lado – estoy haciendo una encuesta sobre el insomnio. ¿Le importaría contestarme a unas preguntas?
Le faltó un pelo para mandar a paseo a la comunicante pero, en un arranque de buena educación, preguntó con ironía:
- ¿No le parece un poco tarde para hacer preguntas? – y luego continuó – Señorita, yo no padezco de insomnio, es más, en este momento tengo un sueño impresionante y estaba en vías de solucionarlo yéndome a la cama.
- Lo siento muchísimo, caballero, - contestó la voz – han debido darme su número por equivocación y estoy metiendo la pata. ¿Vd. no llamó hace unos días a la clínica del sueño diciendo que le era imposible dormir?
- No, mi querida señorita, no – contestó un tanto malhumorado – yo duermo todas las noches a pierna suelta, pero ¿es que Vds. hacen las encuestas sólo a determinados teléfonos?
- Por supuesto – respondió ella resueltamente – imagínese Vd. que llamamos a las tantas de la madrugada a alguien que no padece de insomnio.

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