Cejas pobladas enmarcando unos ojos
enrojecidos por las horas de vigilia de una guardia “movidita”, barba entrecana
y descuidada bajo una aguileña nariz y una boca torcida en un rictus que denota
un cansancio cuasi extremo. Los cabellos largos, crespos y despeinados como los
de un león después de una pelea. El fonendo al cuello cual estola y la bata
arrugada y desabotonada.
Si te lo encuentras de pronto en un
callejón oscuro te da un susto de muerte.
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