Seis eran seis, cuatro rubias (de bote)
y una morena (tal vez de bote también). La morena tendría unos cuarenta y la
mayor de las rubias andaría por los sesenta.
Se sentaron en una mesa de la cafetería
y llamaron al camarero. Necesitaron un cuarto de hora de “puesta en común” y
luego cada una pidió un versión diferente de café:
Uno “sólo”,
Uno “manchao”,
Otro “mitad”,
Un “cortao”,
Una “sombra”
Y una “nube”
Tal como fue la comanda no cabe duda
que estábamos en una cafetería de Málaga.
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