martes, 12 de julio de 2016

Enamoramiento



Aquella mirada… lo decía todo. Estaba totalmente seguro de que aquellos ojos le miraban sólo a él. Sobre todo por la sonrisa que se enmarcaba junto con ellos en aquella cara preciosa que seguía viendo cuando se acostaba y cerraba los ojos. Entonces soñaba paseos interminables por caminos infinitos cogidos de la mano… sí, siempre cogidos de la mano, y cuando despertaba, seguía viendo aquellos ojos y aquella sonrisa mientras desayunaba y cuando caminaba hacia…
¡Oye, Manolito, deja ya de mirarme con esa cara y ponte a trabajar que luego te tienes que llevar las tareas para casa!

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