sábado, 17 de septiembre de 2016

Agorafobia



Atisbó por una rendija y no vio ni un alma en la calle. Ahora había llegado el momento que había estado esperando tanto tiempo y con tanta ilusión, pero… ¿no sería mejor esperar a que se hiciera de noche? o, tal vez, no era estrictamente necesario pero no estaría de más tomar todo tipo de precauciones al respecto…
Estos pensamientos comenzaron a martillearle en el cerebro por más que intentó evadirse de ellos. Había llegado el día ¿no?, pues entonces por qué habría que preocuparse de miedos absurdos y otras tonterías por el estilo…
Nada, nada, estaba decidido desde hacía mucho tiempo, concretamente desde hacía ya veinte años y un día: Había cumplido la pena que le impuso el juez y no había más remedio que  salir a la calle.


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