La tarde se marchó,
se hizo de noche.
Seguimos conversando sin parar
de nuestras vidas,
y cuando estaba
a punto de decirle que la quiero,
sonó el despertador, …
eran las siete.
No tomes literalmente lo que aquí se muestra, siempre puede haber una segunda lectura... o, tal vez, no.
Los "Te quiero" hay que medirl8s mucho. Mejor al principio que al final.
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